Los conflictos de impulsividad tienen que ver tanto con la ausencia de disciplina y organización como con la exigencia interna de perfección.
La acumulación de tareas , el malestar que ocasionan los pendientes , genera ansiedad.
La ansiedad bloquea el flujo. La presión desajusta la coherencia y cierra las oportunidades de realización. Solo en estado de coherencia entre el pensamiento, la emoción y la acción podremos proceder a la correcta manifestación.
Es importante establecer límites . El límite es respetar nuestras formas en relación a los otros y que el resto nos respete.
Disciplinar nuestros tiempos. Aprender a decir «no», a las tareas que no nos corresponden, delegar es el camino para poder disfrutar del hacer.
Límites claros, relaciones y funciones sanas.