Muchas veces forzamos situaciones de encuentro con nuestra pareja o amigo/a con el supuesto fin de cerrar la relación. Creemos que de esa manera podremos aclarar la situación y armonizarla, pero no siempre resulta algo conveniente la idea de hacerlo.
Generalmente entrar en oposición «las razones» de cada uno y lejos de acordar, solo generamos cuadros de bloqueo o violencia.
En cuestiones de emociones, el cierre es una fantasía, algo subjetivo. Las emociones solo fluyen, se enroscan. Lo que en algún momento pudo haber concluido, en otro momento puede sanarse y comenzar o alcanzar una nueva forma para poder manifestarse en armonía.
Dejalo ser.