Durante años fuimos presos de una estructura de organización familiar en la que estaba inhibida la comunicación, ya sea por ausencia de los adultos, o porque se encontraban ocupados en sus asuntos, o porque debido al cumplimiento de su hacer ellos no podían perder tiempo en sentarse con los niños para escuchar sus necesidades afectivas o sus relatos.
Estaba inhibido el diálogo, el conocimiento del otro. Y cuando lo hacían, impartían, es decir hablaban de si, instalando sus creencias, usos, costumbres y valores, sin permitir que los niños explorasen su mundo por si mismos para poder descubrirse. Niños obedientes y silenciosos.
Todos fuimos niños, y todos fuimos el efecto de algún tipo de silencio.
Muchas veces el silencio esconde un grito que no se pudo manifestar y genera un acto de violencia en tu interior.
Un niño que no desarrolla el hábito de manifestarse en su comunicación, no ejercita el reconocimiento de sus emociones, el contacto con sus sentimientos, o sus deseos; los reprime.
Ese niño que guarda dentro de sí “cosas de las que no se hablan”, entiende que hablarlas representa una amenaza; entonces aprende a hacer de cuenta “que nada ocurrió”.
Lo reprimido no desaparece, retorna. La represión tiene su propia forma de comunicarse, su lenguaje. Los sueños son una forma; esas cosas que supuestamente hacemos “sin querer”, los chistes que en su lenguaje de ironía, expresan lo que verdaderamente se siente pero uno no se anima a manifestarlo abiertamente.
Esta luna nueva te promueve la necesidad interna de reinventarte en tus modos, de salir de la represión para proponerte un nuevo vínculo con tu expresión y con tu comunicación.
- ¿Qué estas callando que necesita salir al exterior y que ya no podes evadirte?
- ¿Qué es lo que querés preguntar y no te animas? ¿A quién se lo querés preguntar?
- ¿Dónde tenés que poner un límite para que se escuche tu voz y a través de ella tu posición, tu lugar en la vida?
- ¿De qué es de lo que aún no podes hablar?
El silencio profundo es algo así como la instalación en la mente del “quiero estar solo”, sin problemas, ni intercambios. Un falso estado de paz.